Ñacurutú
(Bubo virginianus)
(Bubo virginianus)
Trabajar con las comunidades es un pilar para nuestro bioparque y por eso trabajamos para que todos sus miembros comprendan la importancia del cuidado de las especies nativas. El ñacurutú, como varias aves rapaces nocturnas, carga con la fama de “pájaro de mal agüero”. Es por eso que, desde el Bioparque M’Bopicuá realizamos diferentes estrategias de educación ambiental con el fin de concientizar sobre el rol fundamental que cumplen en el equilibrio natural. Particularmente en el control de ratones (transmisores de hantavirus). Se estima que cada ñacurutú puede comer unos mil quinientos ratones por año.
Nidifica en pleno invierno para que los pichones tengan dos temporadas -primavera y verano - de abundancia de presas, y así aprender a capturarlas.
(Rhea americana)
En M’Bopicuá hay un grupo pequeño de treinta ñandúes en un corral de cuatro hectáreas. Debido a que no es una especie amenazada y que tienen un alto nivel reproductivo (ponen entre veinte y treinta huevos por nido) no es una especie prioritaria para su cría. Sin embargo, su presencia es muy importante para el trabajo de educación ambiental y para reforzar algunas poblaciones en campos aledaños de Montes del Plata.
Es el ave más grande de América del Sur. Está preparada para correr, pudiendo alcanzar hasta 60 km/h. El macho reúne a varias hembras para que pongan los huevos en su nido y se encarga de la incubación (seis semanas) y de la crianza de los charabones (pollos de ñandú).
(Nasua nasua)
A mediados de la década del ochenta, se reportó la muerte del último coatí de la zona del establecimiento Santo Domingo en Paysandú. Revertir esta situación y devolverle a la naturaleza uno de los animales nativos de Uruguay, se volvió un firme objetivo para el bioparque. Desde 2003 hasta el momento se han liberado cuarenta coatíes a la vida silvestre. A través del trabajo de cámaras trampa, se tiene constancia de la supervivencia, adaptación y reproducción de estos individuos. Asimismo, se ha identificado la conquista en terrenos ajenos a los predios de Montes del Plata.
Viven en grupos numerosos integrados por hembras y sus crías. Los machos son solitarios. Pueden tener entre tres y ocho crías tras unos setenta y cinco días de gestación.
(Leopardus wiedii)
En el Bioparque M’Bopicuá logramos el nacimiento de cuatro crías de una pareja de margay desde el 2014 al 2017. Próximamente, a estos descendientes les colocaremos collares satelitales y los liberaremos en su hábitat natural, de esta forma se convertirán en los primeros individuos reintroducidos de esta especie.
El margay es un felino nativo que habita en bosques y selvas. Es el único que puede rotar sus patas posteriores en un ángulo de 180°, lo cual le permite descender de los árboles cabeza abajo o colgarse de una rama.
¿Qué tienen en común nuestro margay Margarita, una ciudadana francesa, un ingeniero argentino, una visita al bioparque y un casamiento en Francia? Muchísimo, como podrán ver en la primera de las 20 historias que conmemoran los 20 años del bioparque M’Bopicuá.
Ver la historia completa¿Cómo hizo el personaje de esta historia para saltar del bolsillo de un veterinario a las páginas de una de las revistas más famosas del mundo? Conozcan la meteórica carrera de Margarita, estrella del Bioparque M’Bopicuá.
Ver la historia completaA comienzos del 2015, el Bioparque M’Bopicuá recibió en su familia a un nuevo e inesperado integrante, que despertó el interés de la National Geographic e inició un camino de esperanza para uno de nuestros felinos más carismáticos.
Ver la historia completa(Tamandua tetradactyla)
El 10 de setiembre de 2014 nació Pereira, el primer ejemplar Tamandúa gestado en cautiverio en Uruguay. Ese mismo día se inauguró la planta de Montes del Plata en Punta Pereira, Colonia. La sincronía de estos hechos le dio su nombre y significó el comienzo de una historia que se siguió escribiendo en M’Bopicuá. Pereira es una hembra que tuvo cría y junto a otras hembras del bioparque ya logramos tener una docena de nacimientos.
Caminadores solitarios, son arborícolas por naturaleza, ayudándose con sus garras y su cola prensil. Se refugian en troncos huecos o cuevas abandonadas. Tienen una sola cría tras cinco meses de gestación.
Pereira es un animal del Bioparque M’Bopicuá que hizo historia, pero el camino que le permitió lograrlo no fue fácil para su especie: hay escapes de jaulas, reclusión en un calabozo y hasta un doloroso encuentro que terminó con una visita al hospital.
Ver la historia completa(Euphractus sexcinctus)
El peludo nunca gozó de buena fama. En la época colonial se instaló la idea de que no debían comerse, ya que a este animal de hábitos carroñeros se lo podía ver frecuentando cementerios en busca de alimento. Hoy, tampoco es muy popular entre los productores de cereales porque suele introducirse entre los silos y alimentarse de sus cultivos. Sin embargo, todos nuestros animales nativos son especiales e importantes. Trabajar con las comunidades es un pilar para nuestro bioparque, es por eso que desde M’Bopicuá realizamos diferentes estrategias de educación ambiental para concientizar sobre la relevancia del peludo y otras especies para los ecosistemas.
Es un animal solitario. Excava cuevas profundas de hasta dos metros de largo y veinte cm. de diámetro. La hembra puede tener de dos a tres crías tras una gestación de sesenta días.
(Ramphastos toco)
En el imaginario colectivo, el tucán es un ave de zonas calurosas que posiblemente se puedan ver en Brasil o las cataratas. Es difícil visualizarlos en medio de los fríos inviernos de Uruguay. Sin embargo, en la actualidad se han detectado varios individuos en los departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres. En M’Bopicuá contamos con una pareja de esta especie que, sin dudas, es uno de los factores sorpresa más inesperados durante las recorridas didácticas.
Vive en grupos bulliciosos y nidifica en troncos huecos.
(Caiman latirostris)
En el Bioparque además de la reproducción natural que se da en el lago de los Yacarés, se ha aplicado la técnica denominada “rancheo”. Ésta consiste en recoger nidos de la naturaleza, que corran el riesgo de perderse, e incubar los huevos artificialmente. Las crías se mantienen en cautiverio durante dos años. En condiciones naturales y por acción de otras especies (garzas, lobitos de río, tarariras, etc.), se estima que solo el cinco por ciento de las crías nacidas sobreviven al primer año. Sin embargo, al liberarlos con dos años de edad la tasa de sobrevivencia es mucho más elevada.
En diciembre, la hembra pone de veinte a cuarenta huevos en un nido de uno a dos metros de diámetro y cuarenta a ochenta cm. de alto, que construye con restos vegetales. Tras ochenta y cinco días de incubación nacen las crías que son protegidas por la madre en sus primeros meses.
(Panthera onca)
El yaguareté o jaguar habitó hasta fines del siglo XIX nuestro país. Su presencia y abundancia quedó registrada en muchos relatos de viajeros e historiadores. Por diversos factores, hoy este gran felino no podría ser reintroducido en los montes indígenas del país. Sin embargo, en M’Bopicuá contamos con un individuo con el fin de representar a nuestra fauna extinta y como reserva genética para eventuales programas de cría en países vecinos. Habita en un predio cercado con plataformas de madera para estimular el ejercicio, una habitación y un estanque para refrescarse.
Yaguareté en guaraní significa “la verdadera fiera”. Es el mayor felino de las Américas y el tercero del mundo, superando los cien kilos de peso. Es un experto nadador. Existen ejemplares melánicos negros y manchados.
(Tayassu tajacu)
En 2002 llegaron los primeros cuatro pecaríes al Bioparque M´Bopicuá, quince años más tarde, a través del trabajo de cría, eran unos cuatrocientos individuos. Durante el 2016 se prepararon doscientos quince ejemplares que fueron liberados. En una primera instancia, se los separó en otro predio para acostumbrarlos a la alimentación a base de vegetación nativa. También, se realizaron estudios de sanidad junto a la Facultad de Veterinaria y la Dirección de Sanidad Animal del MGAP para evitar el contagio de enfermedades propias del ganado o la fauna silvestre.
Este animal de espíritu gregario se extinguió en nuestro país a principios del siglo XX. Se reúne en piaras de hasta cincuenta ejemplares, las cuales están lideradas por hembras. El período de gestación es de ciento cuarenta y cinco días y raramente tienen más de una o dos crías.
Hace más de 100 años, una especie presente durante cientos de miles de años en nuestro territorio desapareció, dejando el terreno libre para la llegada de un primo invasor. Esta es la historia de su regreso épico.
Ver la historia completa(Ozotoceros bezoarticus)
En el siglo XVII un navegante portugués llegó a Uruguay, subió al cerro de Montevideo y allí asombrado con la vista señaló que esas praderas llenas de venados era como ver las de su país repletas de ovejas. A pesar de que esta especie reinaba en el suelo oriental, luego de la introducción del ganado, el alambrado y la caza, solamente quedaron dos poblaciones, una en Rocha y otra en Salto. En el Bioparque M’Bopicuá protegemos al venado de campo y, a pesar de que aún no hemos logrado un grupo de cría estable, contamos con dos ejemplares, uno de cada zona. Asimismo, somos la única colección zoológica, a nivel mundial, que tiene en cautiverio un individuo de la subespecie del sur.
Uno de los cérvidos más amenazados de extinción del mundo. Vive en manadas de seis a treinta ejemplares. Solo los machos tienen cornamenta. En 1985, a instancias de Juan Villalba, director del Bioparque M’Bopicuá, el gobierno uruguayo lo declaró “Monumento Natural del Uruguay”.
(Coscoroba coscoroba)
En el bioparque existen dos lagos centrales, uno para yacarés y otro para las aves. Este segundo fue diseñado con trescientos metros de diámetro, seis metros de profundidad y una isla que sirve de refugio.
Las aves acuáticas residentes del lago son: coscoroba, chajá, cisne y cigüeña. También se ha contado con la presencia del cisne de cuello negro. Durante el día se pueden ver otras aves como el pato siriri y de alas verdes frecuentando la zona en busca de alimento. Por la noche, más de cuatrocientas garzas se desplazan hasta allí para dormir.
Uno de sus residentes más reconocibles es el cisne coscoroba, un ave muy peculiar que no tiene semejantes. Su cuello y su cuerpo son muy pequeños en comparación a otras especies, los machos suelen pesar aproximadamente 4.6 kg. y las hembras 3.8 kg.
Ponen entre cuatro y nueve huevos que incuban durante treinta y cinco días. El macho permanece cerca de la hembra que es la encargada de este rol. Sus nidos son grandes y los arman en el suelo próximos al agua. Una vez que nacen las crías, pueden demorar entre tres o cuatro meses en comenzar a volar.
(Cariama cristata)
La pradera es el ecosistema más extendido en Uruguay, y el ave más recordada que la habita es el ñandú. Sin embargo, hay muchas especies que viven en nuestro paisaje más conocido, una de ellas es la seriema. Promover la crianza de esta especie en el Bioparque M’Bopicuá, cumple un fin educativo que permite visualizar el amplio espectro de aves que conforman este ecosistema.
Tiene un canto muy sonoro y repetitivo, principalmente al amanecer y al atardecer. Se lo suele ver en parejas y anidan en árboles a dos metros aproximadamente del suelo. También, se lo conoce como el “correcaminos criollo” dada la gran velocidad que puede alcanzar al correr.
(Sphiggurus spinosus)
En el pequeño territorio de Uruguay existe una peculiaridad, conviven animales característicos de ambientes fríos y de zonas tropicales. Dentro de estos últimos se encuentra el coendú. En el bioparque contamos con cuatro individuos de esta especie que habitan una isla llena de árboles donde pasan la mayor parte del tiempo.
De hábitos solitarios, pasa la mayor parte de su vida sobre los árboles, desplazándose lentamente por las ramas con su cola prensil. Tiene una sola cría por año tras una gestación de doscientos días. Contra la creencia popular, no arroja sus púas contra sus atacantes.
Ajaia ajaja
La espátula rosada solía habitar la laguna de las aves. Sin embargo, se la separó del grupo con el objetivo de garantizar su reproducción que depende de la coloración de sus plumas. El tono característico de su plumaje, lo obtiene a partir de la ingesta de caroteno, por lo cual, en el bioparque además de ración se le brindan aditivos con este componente. De esta forma, se han logrado varios nacimientos.
La espátula rosada (Ajaia ajaja) se alimenta en el agua “cuchareando” con su peculiar pico. Mientras avanza hacia ambos lados va filtrando pequeños animales.
(Leopardus bracattus)
Hace veinte años se estaban colocando los últimos ladrillos de las obras que darían comienzo a M’Bopicuá. En esos días, el equipo recibió un llamado especial. Dos gatos de pajonal cachorros precisaban ser rescatados de Cerro Largo. No lo dudaron, y salieron a su búsqueda. Estos dos individuos fueron los fundadores del bioparque y también el inicio del trabajo de cría de esta especie. Hoy, el bioparque cuenta con diez ejemplares. Próximamente, serán liberados algunos de ellos con collares satelitales de los que se espera obtener información sobre el comportamiento de una especie de la que poco se conoce.
Lo caracteriza un largo pelaje que, por su coloración, lo ayuda a camuflarse entre la vegetación seca.
(Lutra longicaudis)
En 1990 el lobito de río estaba en crisis, ya que su piel durante años fue codiciada y comercializada para producir tapados de alta calidad y suavidad. En un giro de suerte, el ser humano comenzó a entender el efecto que esta industria estaba teniendo en el entorno, poco a poco se fue consumiendo cada vez menos y hoy es una práctica muy poco habitual. El lobito logró volver a conquistar terreno y actualmente se lo puede ver en grandes ríos y arroyos del territorio nacional. En el Bioparque M’Bopicuá tenemos tres individuos, y próximamente comenzaremos el trabajo de cría para reintroducción.
Es la verdadera nutria, aunque dicho nombre se le aplica comúnmente a un roedor acuático. Es un excelente nadador y buceador.
(Gubernatrix cristata)
Es una especie en peligro de extinción, se estima una población mundial de mil quinientos a tres mil ejemplares. En Uruguay se encuentra en la lista de Especies Prioritarias para la Conservación (SNAP/DINAMA) por estimarse un total de trescientos en todo el territorio. Desde M’Bopicuá, apostamos a la cría y reproducción en cautiverio para disminuir la presión sobre las poblaciones silvestres. Si bien aún no se han liberado individuos, en otro predio de Montes del Plata, donde existe una pequeña población de esta especie, se ha realizado un trabajo de investigación, monitoreo y análisis para determinar sus características.
Los machos se diferencian de las hembras por su pecho negro y por sus colores más intensos. Su canto es fuerte y modulado que conforman una serie musical de cuatro o cinco silbidos.
(Gubernatrix cristata)
Es una especie en peligro de extinción, se estima una población mundial de mil quinientos a tres mil ejemplares. En Uruguay se encuentra en la lista de Especies Prioritarias para la Conservación (SNAP/DINAMA) por estimarse un total de trescientos en todo el territorio. Desde M’Bopicuá, apostamos a la cría y reproducción en cautiverio para disminuir la presión sobre las poblaciones silvestres. Si bien aún no se han liberado individuos, en otro predio de Montes del Plata, donde existe una pequeña población de esta especie, se ha realizado un trabajo de investigación, monitoreo y análisis para determinar sus características.
Los machos se diferencian de las hembras por su pecho negro y por sus colores más intensos. Su canto es fuerte y modulado que conforman una serie musical de cuatro o cinco silbidos.
La biblioteca de Juan Villalba está repleta de libros y revistas sobre animales. En medio de esa extensa bibliografía, se puede encontrar un álbum de figuritas de animales nativos de Uruguay de los años cincuenta. Uno que está en perfectas condiciones y al que denomina “el falso”. Éste lo encontró unos años atrás en una feria y lo tiene disponible para los visitantes y amigos, a quienes les relata sus primeras memorias sobre la fauna local. El verdadero, lo oculta en un folio que resguarda desde hace más de cincuenta años cuando de pequeño comenzó a llenar esa colección. Uno que tiene las puntas gastadas, hojas separadas, y las marcas de un niño que supo verlo día y noche sin descanso.
Juan es un hombre que habla sin límites de su trabajo. En cada frase que emite deja resonando la alegría de un cúmulo de experiencias vividas, y cuando se le pregunta de la génesis de esa felicidad su memoria remonta al álbum de figuritas. También, describe sus paseos por el zoológico de Villa Dolores, de los cuales aún puede sentir los temblores de los estómagos de los elefantes y los rugidos alarmantes de los leones. Un sinfín de vivencias que fueron el detonante a una vida dedicada a la protección de animales.
Fue miembro del Instituto Nacional para el Medio Ambiente como Encargado Técnico de CITES- UY, convención sobre el comercio internacional sobre flora y fauna de especies amenazadas. Asimismo, trabajó quince años para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) donde llevó adelante la dirección de Traffic Sudamérica, una oficina regional para combatir el tráfico ilegal de flora y fauna silvestre. Durante esos años realizó diversos rescates y controles relacionados a estas prácticas comerciales. Uno de ellos, el rescate a los dos últimos ejemplares de Guacamayo de Spix silvestres, que inspiró a la película animada Río.
Durante esos años también avanzó en el trabajo del cuidado de especies nativas de Uruguay. En 1985 logró que el gobierno emitiera un decreto que declaraba como Monumento Natural al Venado de Campo, una acción fundamental para lograr la conservación de esta especie amenazada. Asimismo, en 1986 concretó la declaración de área protegida a la Quebrada de los Cuervos y lideró un equipo para determinar un plan de manejo de la zona. Ese mismo año integró un equipo impulsado por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, para hacer un análisis del funcionamiento del sector ambiental del organismo.
En esos años, a pesar de trabajar en pos de la naturaleza, vivió en la ciudad. No fue hasta el año 2000 que la empresa originaria de Montes del Plata le ofreció comenzar el proyecto de M’Bopicuá. Una propuesta que lo conectaría con lo más propio de la tierra uruguaya y que lo trasladó finalmente a una vida acompañada de animales. No lo dudó, el primer año durante la construcción del bioparque fue y vino constantemente desde la capital a Río Negro. Una vez culminadas las obras, su esposa y sus dos hijos pequeños se trasladaron con él a comenzar una nueva aventura. Gracias a su dirección, en 2011 M’Bopicuá fue admitido como miembro de la asociación WAZA (World Association of Zoos and Aquariums) y declarado de Interés Departamental por la Intendencia de Río Negro. En 2017 ingresó al Corredor de los Pájaros Pintados del Ministerio de Turismo.
Hoy, Juan mirá en retrospectiva una vida llena de aprendizajes. Desde la calma del entorno de su hogar repasa todos los lugares donde sus hijos crecieron, el rincón donde alguna vez alimentaron a un pichón de yacaré o el cerco donde inspeccionaron curiosos a un coatí. Camina por el sendero de interpretación o visita la laguna de las aves y reflexiona sobre el recorrido que lo llevó a ser el guardián de estas especies. Luego de veinte años, M’Bopicuá sigue siendo una realidad.
Hace veinte años, una vieja estancia llena de murciélagos marcó el comienzo de una historia que se convirtió en un “canto a la naturaleza”. Los primeros animales en alojarse cómodamente en las instalaciones de lo que hoy es el Bioparque M’Bopicuá tenían poco que ver con los que actualmente lo habitan.
Ver la historia completaLa visita al Bioparque M’Bopicuá es un viaje al pasado y al futuro, una experiencia iniciática en la que se combinan el peso de la historia, el llamado de la naturaleza y el ritmo de una vida distinta.
Ver la historia completa
M´Bopicuá significa cueva de murciélagos en guaraní, un nombre que lleva la tierra desde antes de transformarse en un bioparque. Esta área de conservación de Montes del Plata que hoy reproduce animales nativos de Uruguay para su reintroducción en la naturaleza, es un terreno cargado de historias. Uno de sus secretos más preciados es el saladero. Una zona de alto valor histórico compuesta por las ruinas de The River Plate Pressure Meat Preserving Company Limited, empresa inglesa dedicada a las conservas cárnicas.
Su construcción se inició en 1872 y se inauguró en 1875, finalizando sus actividades tres años más tarde. Su edificación principal tiene quince metros de altura que en su planta original cubría doce cuadras. Estaba compuesta por dos pisos de ladrillos sostenidos con vigas de pinotea. A orillas del río Uruguay se ubicaba el muelle donde se exportaba la carne enlatada hacia el Reino Unido.
El Saladero de M´Bopicuá fue declarado en 2009 como Monumento Histórico Cultural por la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación.
¿Qué tienen en común la corona escocesa y la estancia de M’Bopicuá, que es hoy centro del bioparque? Un personaje quijotesco los une en una historia que, si fuera una novela, resultaría demasiado fantasiosa.
Ver la historia completa(Galictis cuja)
En los últimos años, se ha popularizado la cría doméstica de una especie de hurón del hemisferio norte. El hurón nativo de Uruguay, es una especie que no es apta para vivir en hogares de familia. Por lo que, desde el Bioparque M’Bopicuá se trabaja desde la educación ambiental para difundir las implicancias que conlleva domesticar animales silvestres. Asimismo, los primeros ejemplares que llegaron al bioparque fueron de familias que intentaron hacerlo y tuvieron que desistir ya que no se adaptaron bien a ese entorno.
El hurón es un animal diurno, que caza pequeños animales y ocasionalmente se lo observa en pequeños grupos que se desplazan en fila india.
(Pyrrhura frontalis)
Los primeros ejemplares de loro chiripepe en llegar a M’Bopicuá fueron tres. Dos de ellos fueron rescatados en muy mal estado por una intoxicación. Es que esta especie de ave se alimenta de frutos y tiene una particular debilidad por los cultivos de citrus y los productores colocan veneno para erradicarlos de sus cultivos. Consecuentemente, muchas mueren por este motivo y es ésta su principal amenaza. Desde el bioparque trabajamos a través de nuestros programas de educación ambiental para concientizar sobre la importancia de esta especie para el ecosistema.
Es un loro de tamaño pequeño que gracias a su plumaje pasa desapercibido en medio del follaje de las zonas boscosas donde habita. A diferencia de la clásica cotorra, el chiripepe forma parejas y usa un trono hueco para anidar donde llega a poner hasta cinco huevos.
En nuestro Bioparque M´Bopicuá brindamos la oportunidad de conocer de cerca una gran variedad de fauna y flora de nuestro país. Tenemos la convicción de que los resultados de nuestro trabajo dependen de cómo las personas interactúen con la naturaleza por lo que, a través de la educación ambiental, buscamos que la comunidad se apropie de nuestras raíces, comprenda la complejidad de nuestros ecosistemas y valore a cada uno de los actores que los habitan.
Por este motivo, abrimos las puertas de nuestro bioparque para que las personas puedan recorrerlo y experimentar la naturaleza. Esta área de conservación de Montes del Plata recibe visitas de instituciones, mayormente educativas, a partir del 3° año escolar. Las visitas guiadas se realizan de marzo a setiembre para no afectar la reproducción de las especies. El circuito comprende tres sectores: la estación de cría de fauna, un sendero de interpretación del monte indígena y las ruinas del “Saladero M`Bopicuá” que datan del siglo XIX.
El Bioparque M’Bopicuá además mantiene vínculos con diferentes instituciones académicas, gubernamentales y científicas nacionales e internacionales. Fue declarado de “Interés Departamental” por la Junta Departamental de Río Negro, es miembro de la asociación WAZA (World Association of Zoos and Aquariums) y del corredor turísitico “De los Pájaros Pintados” del Ministerio de Turismo.
Anualmente se reciben un estimado de 2500 visitas.
Los interesados podrán hacerlo enviando correo electrónico a contacto_bioparque@montesdelplata.com.uy indicando fecha y horario definido para la visita así como la cantidad de participantes. El ingreso permitido es de 45 personas por visita.
Para sensibilizar sobre la importancia de nuestra fauna y la importancia de conocerla para conservar la biodiversidad lanzamos la campaña “Tu animal favorito”.
¡Mirá el video y sumate a esta iniciativa!Hace veinte años, una vieja estancia llena de murciélagos marcó el comienzo de una historia que se convirtió en un “canto a la naturaleza”. Los primeros animales en alojarse cómodamente en las instalaciones de lo que hoy es el Bioparque M’Bopicuá tenían poco que ver con los que actualmente lo habitan.
Ver la historia completa¿Qué tienen en común nuestro margay Margarita, una ciudadana francesa, un ingeniero argentino, una visita al bioparque y un casamiento en Francia? Muchísimo, como podrán ver en la primera de las 20 historias que conmemoran los 20 años del bioparque M’Bopicuá.
Ver la historia completaHace más de 100 años, una especie presente durante cientos de miles de años en nuestro territorio desapareció, dejando el terreno libre para la llegada de un primo invasor. Esta es la historia de su regreso épico.
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Ver la historia completaPereira es un animal del Bioparque M’Bopicuá que hizo historia, pero el camino que le permitió lograrlo no fue fácil para su especie: hay escapes de jaulas, reclusión en un calabozo y hasta un doloroso encuentro que terminó con una visita al hospital.
Ver la historia completa¿Qué tienen en común la corona escocesa y la estancia de M’Bopicuá, que es hoy centro del bioparque? Un personaje quijotesco los une en una historia que, si fuera una novela, resultaría demasiado fantasiosa.
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Ver la historia completaLa visita al Bioparque M’Bopicuá es un viaje al pasado y al futuro, una experiencia iniciática en la que se combinan el peso de la historia, el llamado de la naturaleza y el ritmo de una vida distinta.
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